En la rica tradición de la mitología griega, las manzanas no son solo frutas comunes, sino símbolos cargados de significado y misterio. Desde el mítico Jardín de las Hespérides hasta las disputas de los dioses, estas frutas doradas han dejado su huella en historias que trascienden el tiempo. No es casualidad que manzanas y mitos formen una combinación fascinante en este universo lleno de maravillas y moralejas.
Uno de los relatos más célebres que involucra manzanas es el de las Hespérides, ninfas encargadas de custodiar un árbol de manzanas doradas regalado por Gea a Hera. Estas manzanas eran tan preciadas que Hércules, en su undécimo trabajo, tuvo que enfrentarse a gigantes y al dragón Ladón para obtenerlas. Cada fruta simbolizaba la inmortalidad y el poder divino, un deseo eterno tanto para mortales como para dioses.
Otro mito destacado es el de la manzana de la discordia, que desencadenó la Guerra de Troya. Eris, diosa de la discordia, lanzó una manzana dorada con la inscripción “para la más bella” durante el banquete de la boda de Tetis y Teleo como reprimenda por no haber sido invitada. Esto provocó un conflicto entre Hera, Atenea y Afrodita. Zeus eligió al joven Paris como el juez de esta disputa sentenciando finalmente que sería Afrodita la más hermosa (al prometerle esta a Paris el amor de la más bella mortal, Helena de Troya).
Con tal catastrófico final, entendemos que esta “manzana de la discordia” se convirtiera en el eufemismo para hacer referencia al centro, núcleo o quid de un argumento, o para un asunto menor que podía llevar a una gran disputa. Este acto aparentemente simple reveló cómo una sola manzana podía desatar rivalidades y cambiar el curso de la historia.
En definitiva, las manzanas, lejos de ser simples frutas, representan conexiones profundas entre lo humano y lo divino en la mitología griega. “Manzanas y mitos” es una puerta a un mundo de historias fascinantes donde cada detalle, por pequeño que parezca, puede albergar un significado inmenso.